Soy Nayari y comparto ideas y hoy te escribo desde ese espacio sereno que se crea en uno cuando cambia de ambiente. Parece mentira pero a veces solamente con variar el paisaje ya se puede pasar de una sensación de malestar a una sensación de bienestar. No quiero venir con cuentos de autoayuda, realmente quiero contarte sobre el poder de los pequeños cambios de rutina y por qué hacerlo es, hoy más que nunca, una cosa de vida o muerte.
Cada vez más es una tarea titánica tomarse unos días. Muchas personas usan sus vacaciones para trabajar en un proyecto alterno, por ejemplo, bien sea porque su trabajo formal no les genera la satisfacción esperada o porque realmente necesitan otras fuentes de ingresos. En cualquier caso, la idea de producir parece estar siempre al acecho.
Por lo general no me tomo vacaciones durante el período julio- septiembre, lo que representa una gran prueba para la vida adulta porque sí son vacaciones escolares entonces hay que cumplir la expectativa de los niños, darles una rutina de descanso y a la vez mantener nosotros nuestra rutina de trabajo.
Este año tomamos una decisión casi impulsiva: vámonos pal pueblo, dijimos. Lo decidimos un miércoles y el sábado estábamos agarrando carretera. No es exactamente un pueblo ¿o sí? Me refiero a San Felipe en donde mi suegra tiene una casita en renovación. San Felipe es, estrictamente, una ciudad, pero en la práctica funciona como un pequeño pueblo. Es que sí, es muy pequeño y aún muchas de sus calles conservan esa estética hermosa y nostálgica de las casitas de pueblo. Imagina un pesebre, bueno así.
Teníamos una idea de cómo iba a funcionar. Descargamos toooooodo el material que necesitaríamos porque la verdad no sabíamos cómo sería la calidad del internet. Empacamos las laptops y así nos fuimos, a la buena de Dios.
Pasaron cosas: primero el calor, esto ya lo sabíamos, pero la verdad yo estaba un poco preocupada porque no me la llevo bien con climas tan cálidos. Segundo el internet: en la casita no nos funcionó para nuestro tipo de trabajo, por lo que nos vimos obligados a cambiar los planes. Ya no pasaríamos los días en la casita sino que tendríamos que trasladarnos a otro lugar. Caminamos. Caminamos mucho bajo el sol inclemente. Caminamos de vuelta a las 10 de la noche por un pueblo silencioso y vacío. Sin duda fue una experiencia para todos.
Vimos a la familia que teníamos más de siete años sin ver. Nos consintieron. Conocimos nuevos senderos. Le agarramos cariño a la casita. Pasamos calor. Recibimos calor familiar.
Esta escapada me dejó reflexionando sobre algunas cosas:
Otro ritmo: me hizo bien pasar de la capital a una ciudad menos ajetreada. Me hizo bajar el ritmo. Trabajar con más calma.
Refrescar el ambiente: el cambio de paisaje también fue bueno. Ver matas, morrocoyes, árboles gigantes y florecitas lindas a cada tanto fue refrescante. Me gusta la belleza simple de la cotidianidad y me conecta con otras ideas, con otros pensamientos.
Cultivar el arraigo: si hay algo que me parece que promueve el arraigo es un viaje en carretera. Apreciar el paisaje y ser testigos de cómo cambia todo de estado en estado. Probar nuevos sabores. Sentir un clima diferente. Encontrarse con la familia. Todo esto, al final del día, es conectar con la tierra de uno. Y eso era parte del propósito de este viaje, promover en mis hijos el amor por su lugar de origen.
Como siempre te doy las gracias por tu lectura. También te cuento que en LinkedIN tengo un boletín en tono más corporativo así que si quieres leerme por allá serás bien recibido:
Hicimos un podcaste en 2009 ¿éramos visionarios?
💡Una idea para ti
Cocinar es otra de las actividades que me ayuda a despejar la mente y crear. A veces una cosita sencilla le eleva el sabor y el nivel a cualquier platillo.
Así que hoy te comparto esta receta de dip de ajoporro:
💜Lluvia de ideas
La cultura de la hiperproductividad me tiene hasta el cansancio y de eso hablamos en el canal de Youtube que tenemos José y yo. ¿También estás hasta el cansancio de tanta urgencia por producir? Pásate por acá 🙂
☀️Lo que dice La ciencia del bienestar
Por otra parte la ciencia nos invita a alejarnos de la hiperproductividad y vivir más momentos con significado, te cuento más aquí.
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